Cierto día ya lejano en el tiempo, oí referir a un anciano de este lugar
que la política es como una pocilga con seis comederos y, permítaseme el
eufemismo, doce representantes del ganado porcino: seis de ellos comen y los
seis restantes gruñen a los que se dedican a comer. Si damos por válido tal
aserto y lo aplicamos a la situación política actual, constatamos que el
resultado de las últimas elecciones a nadie aseguró comedero alguno, motivo por
el cual, en vez de seis, son doce los que, desde tal día, se ejercitan con
ardor en la práctica del estridente arte del gruñido.
Viendo cómo se desgañitan nuestros insignes representantes, me apena en gran manera que las urnas hayan
frustrado su desmesurado afán por conseguir el bien para los ciudadanos o, a lo
mejor, tanta algarabía solo sirve para camuflar intereses personales o
partidistas. ¡Quién sabe…!