lunes, 1 de noviembre de 2010

La planta de las mil leyendas


Año tras año, esta planta acude con puntualidad a la cita contraída con el otoño. Su nombre: la mandrágora (Mandragora autumnalis), que en el lenguaje de las flores significa horror.
Sus raíces, que recuerdan lejanamente la forma del cuerpo humano, han sido consideradas como portadoras de poderes mágicos. Este hecho ha dado lugar a las muchas y variadas leyendas que se le atribuyen. El filósofo griego Teofrasto, discípulo de Aristóteles, nos dice que su raíz se utilizaba para los filtros amorosos. Plinio, escritor y naturalista latino, cuenta que cuando se quería arrancar la mandrágora se cavaba la tierra alrededor de la raíz, se ataba esta con una cuerda y el otro extremo se amarraba al cuello de un perro, luego se hostigaba a animal para que tirase. Al extraerla, la planta profería un grito espantoso y el perro moría. De esta manera, se evitaba el castigo destinado al que la arrancaba y se podía utilizar como talismán. Durante la Edad Media, sus raíces se tallaban para aumentar su semejanza con la figura humana y se conservaban como muñecas, a las que se vestía y ofrecía alimento: su función era atraer la buena suerte sobre la casa. En algunos países se fabricaban amuletos de la buena suerte. También era utilizada en los exorcismos para alejar los demonios de los posesos.
La Literatura, que tampoco ha escapado a su hechizo, la menciona en sus libros con frecuencia. Sirva lo que sigue como refrendo de lo anterior. En el Génesis (30, 14-15), Raquel pide a Lía que le entregue las mandrágoras que su hijo ha encontrado en el campo, pues ya estaba extendida la creencia de sus propiedades fecundatorias. Asimismo, se cita en el Cantar (7,14). Maquiavelo, estadista y escritor italiano, hacia 1513 escribió La Mandrágora, comedia en cinco actos, en la que Calímaco, enamorado de Lucrecia, hace creer al marido de esta que posee una receta de poción de mandrágora, la cual convierte en fecundas a las mujeres estériles. En Romeo y Julieta (acto IV, escena III), Shakespeare pone en boca de Julieta la comparación de los gritos que cree oír en la tumba con los gritos que, se dice, emite la mandrágora al ser arrancada, que volvía locos a los que lo oían y mataba al que la arrancaba. También da nombre a una importante revista literaria fundada en Chile en 1938.
En estos días, cuando el otoño ha recorrido un buen trecho del tramo que lo separa del invierno, he visto que varias de estas plantas prosperan junto a un bosquecillo de encinas. El paraje nada tiene de inquietante: más bien todo lo contrario; sin embargo, cuentan que en las inmediaciones del lugar han ocurrido algunas desgracias. Ninguna relación -pienso- hay entre los lamentables sucesos y la presencia de tales plantas o, a lo mejor, puede que la haya...